El tamaño de tu paquete importa

(y lo sabes)

DingDone.

Mi nombre es Miguel Pelegrín y soy experto en paquetes.

Igual esto te importa un carajo.

O, igual, piensas que soy un pervertido,

O fabricante de cremalleras de braguetas.

O «Veganita» (vegano+podemita) que, igual, es peor.

Pero lee con mucha atención lo que te cuento aquí abajo porque aunque estés orgulloso de tu paquete, si es pequeño y viene de muy lejos, quiero que sepas que afecta a todo lo que más cerca tienes:

Afecta a tus hijos,

Afecta a tu gato,

Afecta a tus pulmones,

Afecta a tus vecinos,

Afecta a tu barrio,

Afecta a tu cartera,

Afecta a nuestro planeta,

Bueno, afecta y punto.

Y todo ello, por culpa de tu paquete.

Y, es que,

no sé si sabrás, que el año pasado se entregaron 5.104 paquetes por segundo y se repartieron un total de 441 millones de paquetes al día en todo el mundo.

¿Eso es mucho?

bueno, si eres de Bilbao igual no te parece tanto, pero para que te hagas una idea, es como si todos los ciudadanos/as/es/is/us de la Comunidad Europea recibiéramos un paquete en nuestra casa cada mañana antes de ir al trabajo o a la cola del paro.

1 — ¿Un paquete accionarial?

No

2 — ¿Un paquete bomba?

Tampoco

3 — ¿Un paquete como el de John Travolta en «Fiebre del sábado noche»?

Eso quisiera más de una/o/e/i/u.

Son otra clase de paquetes,

mira,

Suelen ser paquetes que llevan, por ejemplo:

a.- Unas zapatillas de estar por casa con olor a pies de fábrica.

b.- Una camiseta de esas en la que puedes leer un mensaje menos emocionante que un vaso de agua del grifo.

c.- Un reloj de pulsera que en vez de dar la hora, la quita.

Y, es que,

si eres de los que compra compulsivamente Artículos Ridículos del Lejano Oriente, o compras en apps especializadas en satisfacer los deseos incontrolables de los adictos al «Fast»:

Fast fashion

Fast Food

Fast & furious…

No pasa nada,

peor es hacer todo eso mientras ves Tele 5,

Pero lo que sí me gustaría que supieras, es que este tipo de Artículos del lejano low cost que pesan poco y contaminan mucho (6 veces más que si lo compraras en una tienda de tu barrio),

1.- representan el 70% de la paquetería que se reparte en el mundo.

2.- suponen más del 30% del tráfico urbano diario.

3.- suman el 40% de la contaminación de nuestras ciudades.

Y ¿Esto lo digo yo?

No, lo dice la Organización Mundial de la Salud.

¿Y la causa es tu paquete?

Sí, la causa es tu paquete y cualquier cosa que pidas por internet, incluida la hamburguesa o la pizza fría que te llevan a tu casa o al trabajo (si es que llega).

El resultado de todo esto es que cada paquete entregado o devuelto,

o cada hamburguesa o pizza «Frozen Style» (pedida, perdida o cancelada),

supone la emisión a la atmósfera de 0’8kg de CO2.

¿Y… esto es mucho?

Vuelve a preguntar al de Bilbao.

¿Y si el de Bilbao me dice que es mucho?,

Pues si el de Bilbao te dice que es mucho es porque es mucho más de lo que para ti sería mucho.

¿Y cuáles son las consecuencias?

Pues mira,

Ya que esto va de paquetes, ha llegado el momento en el que debemos dejar de tocarnos (nosotros no, el paquete) y pasar a la acción.

Porque la peor consecuencia de esta hemorragia de compras de Artículos Ridículos que vienen del rojo oriente (lo de rojo es por el color, no me bieninterpretes) y de pizzas y hamburguesas viajeras con síntomas de hipotermia que hacen turismo mochilero desde el otro lado de tu ciudad

es que cada año mueren 7 millones de personas en el mundo a causa de la contaminación del aire de nuestras urbes y esta polución comienza a ser considerada por los expertos como el «nuevo tabaco».

[Como verás, el nombre que le ponen a todo lo que cada día deja nuestros pulmones de un color más negro que el futuro de Biden, hace referencia a cosas que van metidas dentro de paquetes pequeños]

Y yo no soy meteorólogo, pero tampoco hay que ser Roberto Brasero para darse cuenta de que la temperatura del planeta y, en concreto, la de nuestras ciudades, sube al mismo ritmo que las compras on line (20% anual).

Y ahora te preguntarás:

¿Y qué cojones quieres que haga yo?

¿Dejar de fumar?

Nadie puede, somos fumadores pasivos del «nuevo tabaco».

¿Dejar de respirar?

Esto déjalo para cuando recibas las zapatillas de estar por casa (esas que huelen a pies).

¿Dejar de comprar?

Tampoco, así también te cargas el planeta.

Porque mira,

comprar sólo contamina:

1.- Si tienes prisa cuando no hay urgencia.

2.- Si lo que pides que te traigan está lejos.

3.- Si a quien le compras y a ti os importa un carajo el medioambiente.

Y, es que,

«Cerca» y «Lejos», son dos conceptos que en los últimos tiempos han intercambiado su significado hasta el punto de que tengamos cierta dificultad en distinguirlos.

Tanta dificultad como si tuviéramos que distinguir a un imbécil de un gilipollas,

o a un político de izquierdas de uno de derechas.

Porque aunque tu móvil siempre este cerca, lo que compras y a quién le compras con él, a lo mejor, no.

Y la solución está precisamente en comprar, pero en comprar con cabeza, con dinero y en comercios de proximidad.

— Justo encima de tus hombros.

— dentro de tu cartera.

— cerca de tu casa (en tu barrio).

Así que,

Si crees que puedes hacer algo más por tu salud y la de los demás que meter los céntimos de las vueltas de tu farmacia en una hucha transparente de una ONG

Si eres capaz de comprender que Black Friday, Cyber Monday, el día de los enamorados y el día del soltero son todos los días del año y ninguno.

Si tienes claro que la regeneración social y económica de tu barrio es posible y sólo depende de ti y de tus vecinos (y de los huevos que le echéis).

Si eres consciente de que la contaminación atmosférica de tu ciudad no tiene color, ni ideología, ni bandera.

Espabila.

Porque si, de verdad, quieres hacer algo por el futuro del planeta:

1.- No pegues tus dedos con pegamento extra fuerte al marco de un cuadro en un museo.

Además de no hacer nada útil por el planeta, haces el gilipollas.

2.- No viertas sopa de bote sobre un Van Gogh.

Cómprala en tu comercio de barrio y cómetela, no seas gilipollas.

3.- No hagas 6.000km en velero para asistir a una cumbre climática,

porque así no sólo haces el gilipollas; lo demuestras.

Dicho esto,

Estoy seguro de que si has llegado hasta aquí, es porque:

a) Eres capaz de leer más de mil palabras seguidas.

b) No quieres hacer el gilipollas ni con sopas ni con pegamentos y te gustaría mantener la integridad física de la piel de tus manos.

c) Te preocupa la contaminación urbana.

d) Quieres hacer Logística Cívica y convertirte en «Rooter» en tu barrio.

Y eso significa que eres lo suficientemente inteligente como para saber diferenciar entre los que luchan de verdad contra la contaminación urbana, haciendo Logística Cívica y los que salen en el telediario diciendo que lo hacen porque su logo es verde.

Aclarado esto, si además quieres saber:

1.- Qué es la Logística Cívica y cómo puedes comenzar a practicarla en tu barrio.

2.- Qué es un «Rooter» de barrio y cómo convertirte en uno de ellos.

3.- Cómo va a ser nuestra app de servicios de proximidad y lo que ello supone para el medioambiente.

Puedes apuntarte aquí abajo a nuestro boletín y unirte a las miles de personas que ya han dejado de hacer el gilipollas y han decidido hacer algo por su ciudad, por su barrio y por el planeta.

PD:

Si no quieres saber cómo va a ser nuestra app,

ni tampoco convertirte en «Rooter»,

ni incrementar el índice de natalidad de tu barrio (bueno, esto se me acaba de ocurrir),

ni hacer que tu madre se sienta orgullosa de ti (esto también),

no pasa nada,

ya sabes que para que unos puedan hacer cosas importantes hay otros muchos que tienen que hacer el gilipollas.

DingDone.

Logística Cívica

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